martes, 4 de enero de 2011

Gatito Blanco

El cielo resplandecía azul sobre la campiña Francesa.
El sol se filtraba por la parra y se proyectaba sobre mi maravillosa vida, mi mujer, mis pequeños hijos mi viejo gato, me encaminaba hacia los 40 con la vida soñada de todo hombre. Sentados en el porche la mujer con la que estoy felizmente casado desde hace unos años sostiene en su regazo a nuestro viejo gato blanco mientras lo acaricia.

Ese gato guarda mi oscuro secreto.
Todo empezó incluso antes de conocer a mi mujer, aun vivía solo, era un estudiante, un verano tuve una especie de horrible gastroenteritis con estreñimiento, estuve dos días enteros en casa a ver si se me pasaba, nadie notó mi ausencia, cuando los dolores ya eran insoportables y decidí levantarme de la cama para ir al médico, un terrible pinchazo me hizo perder el equilibro, y caí en el suelo retorciéndome de dolor.

Algo se deslizaba a través de mi colon hacía casi una semana que no podía ir al wáter así que me resigne a dar a luz a un enorme zurullo allí mismo en el suelo de mi habitación, resignado a limpiarlo si aquello me aliviaba, parecía que iba a defecar mi propio sistema digestivo replegándose alrededor de mi ano. En lugar de eso salió un precioso gatito blanco.

Me quede tumbado, desconcentrando, y culo me sangraba.
Me cure el culo como pude y cuide el gato como si fuera mío…Justo en esa época conocí a la que es ahora mi esposa.
Nunca le conté a nadie como conseguí ese gato.
No quiero que los científicos hurguen en mi culo

16 años después el gato sigue vivo y sigue blanco, blanquísimo como el primer día, lo cual me desconcierta bastante. El gato se arrima a mi mujer y se restriega por su pierna, a mi mujer le encanta ese gato, yo sonrío, lo coge en brazos y lo besa…

si supiera de donde salió ese gato…



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